miércoles, 13 de febrero de 2013

Cosas de Aquí y de Alla, a la vuelta de Cadiz: Los "chicucos"


         Hace unos 15 años y recorriendo Cadiz, pasé junto a un establecimiento denominado 'La Pasiega', a poco de cruzar los arcos de Puerta Tierra, en el recinto amurallado, uno de los bares mas antiguos de la ciudad. Con este nombre es fácil llegar a la conclusión que aquí algo o mucho tuvo que ver un ‘chicuco’. Ahora y de regreso de un nuevo viaje en el que he recibido las atenciones de mi sobrino, Santos Mesones, de Torrelavega, afincado y casado con una gaditana y con dos chicucos, al igual que su hermano, Fernando que aporta un chicu mas a larga lista de cantabros y descendientes residentes en esta ciudad, me dije que tenia que contar algo sobre la historia de esta denominación, tomando como punto de partida La Pasiega.


...El fundador del negocio, Francisco Abascal, su hijo Santiago y los dependientes de La Pasiega, Pedro y Victoriano...
     La Pasiega, ha sido el más antiguo y con solera comercio de Puerta de Tierra. Este bar fue fundado en 1926 por Francisco Abascal Calderón, uno de los muchos ‘chicucos’ que llegó desde Santander a hacer las Américas en esta ciudad del sur de la peninsula,  Cádiz.  Los orígenes de este local se remontan a 1877.  Francisco Abascal compró el negocio hace 86 años, cuando se denominaba Casa Morante, estaba en muy mal estado, se derrumbó y se levantó un local nuevo.  El establecimiento gaditano, aparte de bar y restaurante, durante cuarenta años, concretamente desde 1957 a 1997, fue un hostal donde se hospedaron la flor y nata del mundo artístico que por aquellas fechas abarrotaban los cines y teatros.

     En este reciente viaje, me dije que tenía que contar y conocer algo mas sobre los protagonistas de estos antecesores de la masiva llegada de comerciantes chinos, o por lo menos sobre alguno de los que me he encontrado recorriendo la hemeroteca gaditana, como se desprende del siguiente artículo publicado en el Diario de Cadiz, que relata la influencia de la comunidad cántabra en el desarrollo comercial de Cádiz.
Su autor, Jose Antonio Hidalgo escribe que “La capacidad de trabajo de los comerciantes asiáticos, elogiada por empresarios españoles, era ya superada por los montañeses que vinieron a Cádiz en el XIX y XX”

         En 1917, cuando Cádiz contaba con 67.000 habitantes, que se concentraban casi en su totalidad dentro del recinto amurallado, se cuantificaban 330 establecimientos en manos de cántabros, lo que podía suponer el 90% del total de este sector.
 Volcados en el trabajo y con una evidente capacidad para los negocios pronto comenzaron a desbancar a navarros y vascos y situarse ellos al frente de las principales tiendas de la ciudad, fundamentalmente ultramarinos y bares, hasta llegar a su época de oro entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

     Y ¿De donde viene el apodo de “chicuco”? Pues de que su vida laboral comenzaba, casi siempre,  en cuanto cumplan  los diez años de edad, lo que dio motivo para que acabaran por denominarles como 'chicucos' a aquellos, jóvenes, niños en muchos casos, que vivían en el propio establecimiento donde trabajaban limpiando repartiendo, haciendo recados, despachando, cargando o descargando mercancías, todo ello desde bien temprano y hasta entada la noche.

     Dice J.A: Hidalgo que … "La forma de trabajar, de gestionar sus negocios e incluso de financiarlos por parte de quienes vinieron de Cantabria hasta Cádiz tiene una clara similitud con la forma de trabajar y de gestionar de los comerciantes chinos. Los montañeses llegaban a Cádiz bajo la protección de sus familiares que ya habían arribado antes a la ciudad y éstos, en muchos casos, le ayudaban económicamente a abrir sus propios negocios, como pasa con estas familias asiáticas", afirma José Álvarez, veterano empresario de Cádiz y estudioso de la historia de su comercio, autor del  trabajo 'Comerciantes, marineros y banqueros' en el que destaca de los 'chicucos' su afán por superarse, que llevó a muchos de ellos, una vez independizados, a "dar el salto a la exportación y a ampliar sus negocios" mencionando Álvarez, varios apellidos que han formado parte de la historia del comercio de Cádiz y que tienen raíces en Cantabria: González de Peredo, aún presente en la vida económica de la ciudad, Ignacio Fernández Castro o Luis Gargollo.
 
......Casa de Luis Gargollo hoy Camara de Comercio

Arribaron a Cádiz sin apenas nada y con ganas de triunfar en los negocios. Gargollo es un claro ejemplo del éxito en esta empresa: llegó con apenas 24 años a la ciudad y en pocos años hizo una notable fortuna haciendo negocio con la importación de productos de ultramar y finalmente como banquero.
Un detalle de su poderio lo constituye la vivienda que adquirió, que posteriormente fue la sede del Banco de España y en la actualidad lo es de la Camara de Comerio, Industria y Navegaciión de Cadiz, edificio que fue construido en 1801, obra del arquitecto-ingeniero José Gabarrón, es de estilo neoclásico. Su fachada de tres plantas divididas en tres calles recoge todo el repertorio técnico del estilo con el piso principal que cuenta con balconadas abalaustradas, la principal apoyada sobre ménsulas. El edificio fue sede del Banco de España y actualmente es sede de la Cámara de Comercio y se encuentra en la calle Antonio López, cercano a la plaza Mina.
                                                     
... Detalle hall casa Luis Gargollo, hoy Cmra. Cio...
       Leo que los montañeses, como se conoce en la Bahía a estos empresarios que se han llevado toda su vida detrás del mostrador, ya sea en bares o almacenes, crearon todo un libro de estilo que iba marcando los distintos pasos que seguían desde aprendices, como empezaban apenas iniciada la adolescencia, hasta convertirse en propietarios, que era como el doctorado académico en el sector. Siempre, en esta complicada evolución, estaban apadrinados, por otro montañés, una especie de tutor que garantizaba el mayor tesoro para estos empresarios: la honradez.
La vida de los chicucos, su evolución y su peculiar forma de vivir se recoge magistralmente en un libro, “El montañés de la esquina” escrito por Venancio González García en 1961. A lo largo de sus páginas cuenta la historia de Fulgencio un joven montañés que llegó a Cádiz como chicuco y llegó a ser el dueño de “El gran café”.

     En fin y para terminar, leo en “Apellidos de Cantabria” que en la ciudad de Cádiz hubo un Gremio de Montañeses comerciantes de comestibles, vinos y licores con sus correspondientes Ordenanzas que fueron aprobadas en el año 1833. Casi medio millar de establecimientos en manos de propietarios cántabros se pueden identificar en la capital gaditana en el siglo XIX, una cifra que expresa a las claras el peso de las familias de origen montañés en esa ciudad.
La presencia de cántabros en Cádiz capital y en otros lugares como Jérez de la Frontera, Puerto de Santa María o San Lúcar de Barrameda ya era notable en el siglo XVIII y aún en tiempos anteriores. Estos cántabros, dedicados en su mayoría a las labores del campo en su tierra natal, tenían la oportunidad en Cádiz de dedicarse al comercio o iniciarse en esta profesión como mozos y mancebos de establecimientos regentados por familiares o personas de su mismo entorno. Esta práctica, por cierto, ha continuado hasta el siglo XX y de hecho hay muchos ejemplos vivos que dan fe de una tradición ininterrumpida.

      En el próximo relato contaré alguna de las historia de los ‘chicucos’ de este siglo XXI con destacada influencia en el sector del Turismo y la Hosteleria,  aprovechando que alguno me toca familiarmente, muy de cerca como he dejado apuntado mas arriba, pero para ello tendré que cruzar nuevamente la península de norte a sur, de Aquí para Allá.

...Plaza San Felipe Neri...
                                                    de JIgnaPe, el miércoles, 13 de febrero de 2013 a la(s) 23:28 ·