31 de mayo de 2014 a la(s) 19:23  Jignape
Lidia Ruiz Salmón, Alcaldesa deTorrelavega, hizo ha entrega el sábado 31 de mayo a Demetrio Cascón, la Medalla de Oro de la ciudad, reconociendo de esta forma y con la unanimidad de todos los miembros de la Corporación Municipal, en reconocimiento a sus más de tres décadas al frente de la Escuela Municipal de Artes y su indiscutible calidad artística y su dilatada vida dedicada a la docencia.
Señaló Ruiz Salmon que «Con este acto estamos haciendo justicia, reconociendo el enorme legado artístico, pedagógico y, sobre todo, humano que Demetrio está dejando en Torrelavega, prácticamente desde el momento de su llegada a esta ciudad».
En 1980, entró en la Escuela Universitaria de Magisterio de la Universidad de Cantabria, de la que sería su director entre 1982 y 1999, simultaneando su docencia con la impartición de clases de Expresión Plástica en los Sagrados Corazones y en la Escuela de Formación Profesional de Torrelavega.
     Su pasión por el
  arte y su divulgación le llevó a promover en 1978 la creación de la  
Escuela Municipal de Artes 'Eduardo López Pisano', junto con otros  
artistas como Eduardo Pisano, Mauro Muriedas o Pablo del Río, ejerciendo
  durante más de treinta años como profesor y director.De su amplia obra artística, cabe destacar sus trabajos como diseñador y constructor de decoraciones de hierros artísticos en Madrid, o premios como el de pintura en la primera exposición de la Escuela de San Fernando de Madrid.
Un ejemplo de su creación artística se puede contemplar en el Instituto Marques de Santillana, una obra en la que participaron algunos alumnos del centro, se trata de un gran mosaico colocad en el frontal de la que fue capilla, ademas tambien realizó el mural de pintura de la sala de profesores.
Discurso de Jose Nicasio Gutierrez, Director del Instituto Marques de Santillana, en el acto de imposición de la Medalla de Oro de la Ciudad a Demetrio Gascon.
Ilustrísima
 Alcaldesa, excelentísimas e ilustrísimas autoridades presentes en el 
salón, señores concejales, compañeros y amigos. Querido don Demetrio, 
Querida Paquita. 
Es para mí un honor y 
motivo de orgullo y satisfacción, dirigirles a todos ustedes unas 
palabras con motivo de la concesión de la Medalla de oro de la ciudad a 
don Demetrio Cascón. 
 En primer lugar, 
porque se reconoce así a un docente, a un educador en el más amplio 
significado de esta palabra recogido por la Real Academia:  
·       El
 que desarrolla o perfecciona las facultades intelectuales y morales del
 niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.  
·       El que perfecciona y afina los sentidos. 
 Durante
 la semana, las circunstancias han querido coincidir felizmente en la 
concesión de esta medalla de oro y en el homenaje llevado a cabo el 
pasado jueves en el Instituto Marqués de Santillana a don Ramón Brotons,
 amigo y compañero de don Demetrio.  
Se
 ha señalado de manera reiterada la importancia de estos actos, no solo 
en cuanto reconocimiento a las personas y a sus obras y realizaciones, 
sino por el significado que poseen al destacar y dirigir la atención de 
todos, hacia el ámbito de la educación. 
Reconocer el trabajo de 
profesores y maestros y de las instituciones en las que desarrollan su 
labor, debe ser el primer objetivo para trasladar a la ciudadanía y para
 obligarnos a nosotros mismos a tener presente que la educación es el 
motor de la cultura, el desarrollo y la equidad. 
Todos
 alabamos la decisión del Ayuntamiento de esta concesión a Don Demetrio. 
 He recuperado aquí el tratamiento de don. Así le llamábamos siempre los
 alumnos del Instituto de Enseñanza Media Besaya, y nunca mejor dicho 
alumnos, porque como saben, todos éramos chicos. Le recuerdo llegando al
 centro en un Renault 12 familiar rojo, espero que la memoria visual no 
me engañe. Le recuerdo realizando indicaciones al profesorado, 
supervisando por los pasillos, a la entrada de las sesiones de cine de 
los viernes.  
Manteníamos ese 
tratamiento cuando nos dio clase durante dos años en la Escuela de 
Magisterio. Aquellas clases en las que don Demetrio explicaba una 
técnica plástica, esbozaba mínimamente un ejemplo, para lo cual empleaba
 a los propios alumnos, y dejaba que aflorara la creatividad, ahora ya 
de alumnos y alumnas. Realmente lograba activar las neuronas, cuando 
mirábamos la gubia y el linóleo, el poliespán, el barro, el lienzo, etc,
 etc. 
Cuando empecé a trabajar como 
Profesor Asociado en la Escuela de Magisterio, recuerdo que al 
encontrarme con don Demetrio y comenzarle a hablar, rápidamente me 
corrigió y me indico que le tuteara. 
Esa
 misma indicación me hizo cuando en 2006 le invitamos a formar parte de 
la Comisión 75 Aniversario de Instituto. Le pedimos diseños para elegir 
el anagrama de la efemérides. 
El que elegimos se ha convertido en el 
anagrama del centro, que luego digitalizó Ángel Izquierdo. Conservamos 
el colage original, tal cual lo dejó don Demetrio, con los restos de sus
 huellas y del pegamento que empleó. Exactamente igual que los ejemplos 
que hacía en clase tiempo atrás. 
 Les 
pido perdón si en estos párrafos he utilizado varias veces la primera 
persona. Lo he querido hacer por dos motivos. El primero para recoger 
cómo se han concretado las experiencias de un alumno de Don Demetrio. El
 segundo para señalar la carga sentimental y emocional que la educación 
siempre conlleva y que lo revivo cuando me encuentro con don Demetrio o 
se habla de él. Lo hemos visto claramente también  en las intervenciones del jueves sobre Ramón Brotons y lo estamos viendo esta mañana referidas al homenajeado.  
Cuando
 Jesús de Castro, Jefe de Prensa del Ayuntamiento, me pidió que hoy 
dirigiera unas palabras, me vinieron a la mente las cualidades de los 
buenos docentes que propone el profesor estadounidense Doch Eikerman. Al
 ir repasándolas me di cuenta que don Demetrio encarna y supera todas 
ellas. 
· Conocen la materia. La formación de don Demetrio así lo atestigua, sus obras y sus     exposiciones también. 
·  Pacientes. La paciencia de don Demetrio para que aflorara nuestra creatividad. 
·  Intelectualmente curiosos. Al corriente de los cambios en la especialidad. 
· Tienen confianza en sí mismos y en sus habilidades para detectar en qué punto del proceso de aprendizaje están los estudiantes. 
· Compasivos. La
 diversidad de situaciones en las que don Demetrio ha sido capaz de 
trasmitir conocimientos y habilidades artísticas han sido   numerosas. 
· Logro. Tiene claras las ideas sobre lo que espera de los estudiantes. 
· Concienciados. Prueba de ello son los numerosos cargos docentes que ha asumido.  
· Tutores. Con el deseo de influir positivamente en el alumnado y motivar a los estudiantes. 
· Participativos. Con buenas relaciones con la comunidad educativa. 
· Tienen visión. No considera la educación como algo reducido a transmitir, únicamente, información al  alumnado. 
· Consideran la enseñanza como una "misión". Todavía nos sigues enseñando. 
· Entusiastas. Y todavía nos sigues entusiasmando.
Para
 terminar quiero recordar las palabras pronunciadas con motivo de la 
concesión de la Medalla de Oro al Instituto Marqués de Santillana en 
2007. 
Les sugerimos que mantengan esta 
atención, dedicación y sensibilidad por la educación, sus docentes y los
 centros que la imparten, superando, en la medida de lo posible, los 
límites marcados por las competencias, con creatividad y visión de 
futuro.  
El campo es muy grande
 y muy motivador: desde la formación de los futuros padres y madres, los
 primeros años, la formación de adultos, de idiomas, y de las enseñanzas
 artísticas, como la desarrollada por don Demetrio durante tantos años y
 con tantos aciertos. 
Este apoyo de instituciones locales a la educación es un plus de calidad que repercute muy positivamente en sus ciudadanos. No
 hablamos de algo teórico o de una mera elucubración. Los Informes PISA,
 uno tras otro, ponen de manifiesto la importancia de las actuaciones locales y cercanas al alumnado, al señalar:  
    
 Que a partir de ciertos niveles de riqueza, la influencia de los 
contextos sociales y culturales, los sistemas educativos, las políticas 
aplicadas y las actitudes sociales e individuales sobre la educación 
cobran progresivamente mayor importancia.  
    
 El tema no es nuevo. Hay muchos ejemplos en los que Torrelavega 
respondió a estas necesidades. Ojalá en el futuro docentes como don 
Demetrio e instituciones educativas de Torrelavega merezcan la Medalla 
de Oro de la ciudad y ojalá que la Corporación Municipal pueda 
concederla.   
     Estoy seguro que don Demetrio está de acuerdo con esta sugerencia. 
     Muchas felicidades y muchas gracias.
                                                                                                               foto movil Jignape
                                                                                                                                  foto Lalo Cuevas  
                                
                                                                                                                                     foto movil Jignape
                                                                                                                                    foto movil Jignape
                                 
                                                                                                                                     foto movil Jignape

 

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