lunes, 6 de febrero de 2012

La Cámara de Comercio e Industria de Torrelavega celebrará en un año el Centenario de fundación, debatiendose entre su supervivencia o desaparición.

Dentro de un año, la Cámara de Comercio e Industria de Torrelavega celebrará el Centenario de su creación. 100 años después, se ciernen negros nubarrones sobre la entidad que amenazan incluso con su desaparición. (Las fotos muestran los edificios, el primitivo de la Llama y el actual en Ruiz Tagle, que han sido sede de la Cámara de Comercio e Industria de Torrelavega)

Sobre su ser o no ser debaten las propias Cámaras de Comercio en el propio seno del Consejo Superior a nivel nacional.

Mientras, las Cámaras menores, como la de Torrelavega, caminan sobre un delgado hilo tras la aprobación del Real Decreto del Gobierno central en el que se eliminan las cuotas camerales, lo que merma sus ingresos de una forma realmente grave, dejándola con unos presupuestos que si no tienen subvención del Gobierno regional o se encuentra otra vía de subsistencia, se coloca en franca situación de desaparecer.

El Pleno Cameral conoce este grave momento y al igual que las demás del territorio nacional hacen propuestas basadas en fórmulas como la de asumir la gestión de competencias en materia como comercio exterior, polígonos industriales, parques tecnológicos o planes económicos o ejercer una labor consultiva de pago para el estudio de determinados proyectos y servicios

Hay Cámaras como la de Valladolid que pide su desaparición, otras apuestan por una refundación que adelgace su estructura y red, quedando una sola Cámara por provincia, con lo que la de Torrelavega, tiene todas las de perder frente a la de Santander.

Hay quien en el Pleno de la Cámara de Torrelavega, el que esto escribe, ha propuesto que se estudie la posibilidad y viabilidad de intentar crecer, dando servicio a la Comarca del Besaya y Saja, ofertándoles a zonas como Cartes, Corrales, Reinosa, Suances, Cabezon, Unquera... pero, hasta la fecha nadie ha dado ningún paso y todo parece ser que esta entregado , como hecho consumado, a Santander.

Como decía al inicio, si no se remedia, se celebrará el Centenario del nacimiento y el final de la Cámara de Comercio e Industria de Torrelavega.

Oportunamente, Tomas Bustamante Gomez, autor del libro sobre la historia de esta ciudad, El Banco de Torrelavega, está ultimando la edición de un nuevo libro en el que se recogerán las aspectos mas importes de la historia de esta institución, recogiendo momentos y documentos inéditos que vendrán a enriquecer la historia de Torrelavega. Como avance de este libro que verá la luz en febrero de 2013, se publica esta tribuna:

LA CÁMARA DE COMERCIO E INDUSTRIA DE TORRELAVEGA CUMPLE 99 AÑOS

Dentro de un año, el próximo día 9 de enero del 2013, hará cien años desde que el Rey Alfonso XIII “autorizó la creación” de la Cámara de Comercio e Industria de Torrelavega. Esta histórica institución celebrará, por tanto, el año que viene su centenario. Habrán pasado cien años desde que un grupo de ilustrados comerciantes se reúnen para solicitar un organismo donde mejor defender sus intereses y ayudar así al florecimiento económico de Torrelavega.

Torrelavega no era, todavía en aquellos años, la segunda ciudad de la provincia de Santander. En este año contaba con 9.574 habitantes y el alcalde, Florencio Ceruti Castañeda, manejaba un presupuesto municipal de 200.905 pesetas frente a los 12.463 habitantes que tenía Castro-Urdiales con un presupuesto de 372.898 pesetas. Y a gran distancia, se encontraba la capital con un presupuesto municipal de 2.450.228 pesetas y con 65.046 habitantes. Por lo tanto había que espabilarse.

Los antecedentes de la creación de la Cámara de Comercio de Torrelavega, probablemente haya que encontrarlos en un hecho que se produce en la primavera de 1912. Eran los primeros meses de aquel año cuando varios comerciantes, los más activos de la ciudad, deciden, no sin agotar largas conversaciones, iniciar los trabajos para crear una Cámara de Comercio.

Discurría el mes de abril cuando todos los comerciantes de Torrelavega recibieron una circular de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de la provincia de Santander, única Cámara existente hasta ese momento, invitándoles a pagar el 2% de la contribución industrial para su mantenimiento. El desacuerdo por tal exigencia fue unánime y se alzaron voces en contra de tal pretensión. El ciudadano y comerciante Julián Urbina Alegre lideró la disconformidad. Molesto, como otros muchos, por tal pretensión, escribió un artículo en el semanario El Impulsor correspondiente al día 5 de mayo de 1912. Protestaba la pretendida decisión atreviéndose a solicitar por escrito la creación para Torrelavega de una nueva Cámara de Comercio. Fue el desencadenante.

La Cámara de Santander no se dio por vencida y para ello preparó una reunión con los comerciantes de Torrelavega. Por la Cámara provincial acudieron su secretario, José María del Valle y el vocal, y estrecho colaborador del presidente Antonio Fernández Balandrón, el torrelaveguense Sixto Payno Junco. Los debates fueron intensos y acalorados. Se preguntaban los comerciantes de Torrelavega, reunidos en el salón de actos de Círculo de Recreo, que “si pertenecían a la Cámara provincial como iban a poder defender sus derechos si los de Santander, con intereses contrapuestos, eran su competencia”. No se llegó a ningún acuerdo decisivo. Sí, nombrar una comisión de comerciantes de Torrelavega con el objetivo de realizar un estudio exhaustivo del problema que se había planteado. Dicho y hecho. Se creó la comisión formada por ilustrados comerciantes: Isidro Diaz-Bustamante Blanco, persona con un gran “olfato económico” con establecimiento en la calle del Comercio con almacén de maderas, hierros, carbones, cementos y que regentó una “casa de la banca” del Monte de Piedad y Caja de ahorros de Santander; Fidel Ramón Palacio, con comercio de coloniales en la calle del Comercio; Julián Urbina Alegre, con sastrería y camisería en la calle Consolación y que dirigió una delegación del Banco de Santander en Torrelavega; Pelayo Moreno Martínez de Pinillos, un “torrecillano” que había creado un comercio textil en la calle Jose María Pereda llamado las tres BBB; Lorenzo Sánchez Alonso, con almacén de harinas, cereales y tienda de ultramarinos en la calle Posada Herrera; César Campuzano Ruiz, con ferretería en la calle Jose María Pereda frente a la Plaza Mayor y que regentó una “casa de la banca”, era corresponsal del Banco de España en Torrelavega y Ángel Achútegui, director de la única sucursal que el Banco Mercantil tenía en Torrelavega. Todos hombres de mucho peso en la realidad económica local.

La estrategia de esta comisión no fue otra que la de ganar tiempo y así madurar la idea de solicitar una Cámara de Comercio para Torrelavega. El dictamen de la comisión no admitió ningún género de dudas: “los que mejor defienden los intereses de los comerciantes de Torrelavega son los de Torrelavega. Además, económicamente es posible mantener una Cámara local”. Pasaron los meses y en agosto de 1912, el grupo de comerciantes acogiéndose a la Ley de Cámaras, solicitaron la creación de la Cámara de Comercio e Industria de Torrelavega al Ministro de Fomento de España. Los trámites administrativos no fueron sencillos. Sí, largos, laboriosos y, a veces, boicoteados desde la capital. Hubo dudas pero el anhelo aún era mayor. La decisión era la acertada y el alcalde, Florencio Ceruti Castañeda, que estaba informado tomó cartas en el asunto. Con gran acierto, pensó que lo mejor era ir a Madrid y no volver hasta conseguir lo deseado. Y lo consiguió. A este alcalde le debe mucho esta ciudad y la Cámara. Una vez ya en Madrid estableció una estrategia con el fin de conseguir lo demandado por la sociedad económica y social de la ciudad. Convocó muchas reuniones, visitó a muchos políticos, involucró a muchos amigos y movió muchos hilos.

Faltaba escoger a una persona con suficiente preparación, capaz de iniciar todos los trabajos administrativos necesarios que había que remitir a Madrid. Redactar los documentos y configurar el presupuesto. No hubo dudas, la elección recayó en Vicente López Delgado, funcionario, que fue designado secretario de la incipiente institución y que a partir de enero de 1916 será procurador de los Tribunales. Todos los trámites y escritos remitidos al Director General de Comercio, Industria y Trabajo, solicitando autorización para la creación de la Cámara de Comercio, llevaban su firma. Lo mismo ocurrió con la confección de los presupuestos que también acompañaron a la documentación remitida.

Es el día 9 de enero de 1913 cuando el Rey Alfonso XIII accede a la petición hecha por un grupo de comerciantes e industriales de Torrelavega y “concede la autorización para crear” una Cámara de Comercio: S. M. el Rey (q. D. g.) se ha servido confirmar la creación de la Cámara oficial de Comercio é Industria de Torrelavega, acordada en 9 de Enero último, con jurisdicción en su término municipal.

Pero la supedita al cumplimiento de una serie de requisitos. Una vez efectuados, el día 14 de marzo de 1913, será cuando “se constituye oficial y legalmente”, la Cámara de Comercio e Industria de Torrelavega. No antes. La Real Orden de 10 enero de 1913 contiene una “condición suspensiva” que posponía la entrada en vigor de la institución. Antes, los promotores de la iniciativa, comerciantes e industriales, debían comprometerse a correr con todos los gastos que generase la Cámara de una manera “mancomunada y solidariamente”. Este compromiso tenía, obligatoriamente, que reflejarse en una Escritura Pública donde se hiciera constar el deber de atender esta obligación. Por lo tanto el Ministerio de Fomento tiene primero que recibir esa escritura, darla el visto bueno y posteriormente aprobará, mediante otra Real Orden, la constitución oficial de la Cámara de Comercio e Industria de Torrelavega.

El portuguesismo más comprometido acudió a su rescate. Y dieron sus nombres, apellidos y señas. Allí se citaron personas y familias. Los comerciantes, una vez más, estuvieron a la altura de las circunstancias. Todos, cuarenta, fueron al notario el día 21 de febrero para avalar a la Cámara de Comercio y firmar la “Escritura de compromiso” por la que se comprometen a sufragar los gastos que se consignen en los presupuestos anuales de la institución. Acuden al notario de la ciudad, Mariano Muñiz y Castaño, para cumplir la condición necesaria para dar legalidad jurídica a la creación de la Cámara de Comercio e Industria de Torrelavega.

En esta segunda Real Orden, promulgada el 14 marzo de 1913 podemos leer: “Cumplido lo que dispone la Real Orden del Ministerio de Fomento, de fecha 10 de enero de 1913, el catorce del actual (marzo) ha firmado el Director General de Comercio, Industria y Navegación la creación de la Cámara de Comercio e Industria de Torrelavega con carácter oficial”. la Cámara de Comercio e Industria de Se acababa de constituir oficialmenteTorrelavega.

(1).- Extracto del libro de próxima publicación titulado “Los comienzos de la Cámara de Comercio e Industria de Torrelavega” cuyo autor es Tomás Bustamante Gómez.

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