Pues nada que resulta que la situación por la que atravesamos, meteorológicamente hablando, se llama "ciclogénesis explosiva". ¡Ahi queda eso!
Y ya que estoy metido en esto y con el permiso de los meteorólogos, me tiro el pegote y amplío la información (ya lo siento por el rollo, pero es deformación profesional). Asi que entonces tenemos que la ciclogénesis explosiva es la rápida formación de una profunda borrasca por el choque de diferentes masas de aire. En este caso, la perturbación se ha creado en aguas del océano Atlántico por la unión de una masa de aire cálido subtropical, que este viernes dejó temperaturas máximas anormalmente altas en toda España, cercanas a los 25º grados en la costa mediterránea, y otra masa de aire mucho más fría que llega desde el norte. De la unión de ambas nace una potente borrasca que viaja con rapidez hacia el oeste acompañada de vientos ocasionalmente huracanados y mar arbolada.
Claro que sí, el invierno y la naturaleza, con sus temporales de viento, agua o nieve y especialmente, cuando le toca al mar Cantabrico, tambien nos puede deparar espectáculos incomparablemente extraordinarios como se desprende de estas imágenes tomadas en el litoral cantábrico, de las que hay que felicitar a los fotografos, Sane y Andres Fernandez para la galería de www.eldiariomontanes.es. . .
Ahora bien. Ojo, que el acercarse hasta el mar para ver semejante espectáculo, tiene sus riesgo y mucho peligro. Cuidado hasta donde llevamos el coche y desde donde nos ponemos para sacar la foto. Lo de menos es la mojadura por el salpicon de las olas. Es que estas, las olas, tienen un fuerza extraordinaria y nos pueden llevar mar adentro o destrozarnos en el acantilado. Ya se ha dado algun caso y la advertencia de este peligro, dado por Protección Civil, junto al aviso de que entre esta medianoche y las 10.00 horas de mañana, sábado, se produzcan rachas de viento huracanado, de entre 150 y 180 kilómetros por hora. . . . . . . . .
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El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste del mar?
En sueños, la marejada me tira del corazón. Se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste acá?
Rafael Alberti, 1924
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