AURELIO G. CANTALAPIEDRA “Piti”, PRIMER TORRELAVEGUENSE ILUSTRE DEL GRUPO DE OPINION QUERCUS
No tuvimos ninguna duda que el primer homenaje, el primer reconocimiento que deberíamos realizar en el desarrollo de esa idea de mostrar y distinguir a aquellas personas de la ciudad que habían tenido un protagonismo especial por el ejemplo y modelos de sus vidas en la Ciudad. La decisión fue rotunda; “PITI” GARCIA ANTALAPIEDRA. Hoy le hemos perdido. Torrelavega ha perdido a uno de sus mejores vecinos. A un hombre que la quiso, la estudió, la escribió y, en unos tiempos muy difíciles, puso a esta ciudad en el circuito de la Cultura, con mayúsculas, ya no solo en la región sino en toda España. Sus escritos sobre Torrelavega, como el mismo decía “están escritos con el corazón” pero con el rigor y la inteligencia de un investigador, de un observador humanista al que nada humano le era ajeno. Hombre de envidiable memoria que cultivaba como nadie el arte de las buenas amistades, de los amigos con los que era capaz de compartir no solo los días de “vino y rosas” sino además los momentos duros y amargos que también le tocó vivir. Aurelio es parte del ambiente de la ciudad, del paisaje ciudadano, de las calles de una ciudad que él tanto y tan bien conocía, y que en su perdurable y fructífera vida vio como cambiaban y se transformaban Gracias “Piti”, porque con tu vitalidad y entusiasmo, y sobre todo por tu trabajo, varias generaciones hemos conocido y aprendido a respetar a los artista, los poetas, los escritores, los pintores, los músicos, en definitiva, a los hombres y mujeres que son pasado y presente de esta ciudad y que con su trabajo y esfuerzo han hecho Torrelavega. Gracias Piti por ayudarnos a mantener viva la llama, para que las futuras generaciones tomen como ejemplo tu cariño y tu correcto orgullo por esta ciudad. Para lo s que formamos el Grupo de Opinión Quercus ha sido un honor y una satisfacción haberte tenido como vecino y amigo. Descansa en paz, Piti. Aurelio García Cantalapiedra fue elegido por el Grupo de Opinión Quercus Torrelaveguense Ilustre en el año 1996
En abril del año 2002, el G.O.Quercus hizo un homenaje a los historiadores y cronistas torrelaveguenses. Sentados y de izda a dcha: Lalo Cuevas, Piti Cantalapiedra, Del Rio Gatoo y Pepe Izaguirre.
La alcaldesa de Torrelavega, Blanca Rosa Gómez Morante, ha mostrado su condolencia a sus familiares y allegados y les ha ofrecido su apoyo y colaboración, además, se han decretado dos días de luto oficial, hoy jueves y mañana viernes, durante los cuales las banderas ondearán a media asta y se suspenden todos los actos institucionales programados en el Consistorio. La alcaldesa ha destacado de este "Torrelaveguense Ilustre", Aurelio García Cantalapiedra que "siempre se distinguió como torrelaveguense apasionado". Recordó por ejemplo su libro 'Torrelavega en el siglo XIX', su "cuidada" recopilación de la obra y biografía de José Luis Hidalgo, o su "imborrable huella" durante 15 años al frente de la Fundación Santillana. Según Gómez Morante, "Torrelavega pierde a una de sus figuras claves en la cultura, un hueco que nadie podrá llenar", pero además pierde "un auténtico hombre bueno, una persona de verdadero humanismo y humildad, un amigo inolvidable" al que siempre se echará de menos."
En la imagen "Piti", 3º por izda, en un acto de Quercus en homenaje a su amigo Pepe Hierro.
Comentarios: Náyade García dijo...
Cuando alguien muere…también morimos.Se nos va un poco de nuestra propia vida, y queda en el recuerdo la sonrisade quien solo se adelantó unos pasos en la rendición de cuentas al creador.
Cuando alguien muere,queda ese silencio sepulcral,esa falta de voz para atrevernos a decir: Te aprecié… te amé!
Cuando alguien muere, muere también Dios, porque en su célula infinitase pierde un gramo de arena del cosmos.
Cuando alguien muere,queda el universo personal muy triste,la amistad marchita, el lirio de ternura hiriente,perdido en el oleaje de la nada.
Cuando un amigo, un padre, una madre,un hermano o un hijo muere,se muere por un instante el canto del viento y la piedra muestra su rostro duro, adusto,y el árbol cruje en una danza de dolor.
Cuando alguien muere ya no hay abrazos,r osas, risas y recuerdos que valgan, pues el que se fue ya no verá más la tarde, el frío amanecer, el café humeante, el beso andante y el cerrojo abierto.
Cuando alguien se muerenosotros también morimos un poquito.
Tu sobrina Náyade.
15 de enero de 2010 09:38
Rukaegos dijo...
Me llegó la noticia en Santander, mientras leía mis poemas en El Riojano, en una velada literaria que convertimos también en un pequeño homenaje a Piti. ¿Qué otra cosa mejor que ofrecerle que la gratitud de algunos poetas que gracias a su generosidad publicaron tan jóvenes en Peña Labra? ¿Qué otra mejor música para recordarle con cariño que la poesía? ¿Qué mejor lugar que ese restaurante santanderino que fue tantas veces espacio de sus andanzas y compromisos?Que la tierra le sea leve.
3 comentarios:
Ha muerto una gran persona, para mi algo más, mi tio y padrino, descanse en paz.
Cuando alguien muere…también morimos.
Se nos va un poco de nuestra propia vida,
y queda en el recuerdo la sonrisa
de quien solo se adelantó unos pasos
en la rendición de cuentas al creador.
Cuando alguien muere,
queda ese silencio sepulcral,
esa falta de voz para atrevernos a decir:
Te aprecié… te amé!
Cuando alguien muere,
muere también Dios,
porque en su célula infinita
se pierde un gramo de arena del cosmos.
Cuando alguien muere,
queda el universo personal muy triste,
la amistad marchita, el lirio de ternura hiriente,
perdido en el oleaje de la nada.
Cuando un amigo, un padre, una madre,
un hermano o un hijo muere,
se muere por un instante el canto del viento
y la piedra muestra su rostro duro, adusto,
y el árbol cruje en una danza de dolor.
Cuando alguien muere ya no hay abrazos,
rosas, risas y recuerdos que valgan,
pues el que se fue ya no verá más la tarde,
el frío amanecer, el café humeante, el beso
andante y el cerrojo abierto.
cuando alguien se muere
nosotros también morimos un poquito.
Tu sobrina Náyade.
Me llegó la noticia en Santander, mientras leía mis poemas en El Riojano, en una velada literaria que convertimos también en un pequeño homenaje a Piti.
¿Qué otra cosa mejor que ofrecerle que la gratitud de algunos poetas que gracias a su generosidad publicaron tan jóvenes en Peña Labra? ¿Qué otra mejor música para recordarle con cariño que la poesía? ¿Qué mejor lugar que ese restaurante santanderino que fue tantas veces espacio de sus andanzas y compromisos?
Que la tierra le sea leve.
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