Son muchos los errores que la iglesia vaticana va acumulando en sus 21 siglos de existencia si bien, en alardes de humildad, cada quinientos años pide perdón por alguno.
Pero si intentan imponer su fe a consta de falsear la razón científica ¿deberemos sentarnos quinientos años a esperar disculpas por las declaraciones de Benedicto XVI en Camerún?
El perdón no servirá para las personas que hayan muerto de SIDA. ¿O es éste el tributo a pagar por la evangelización del continente africano?
Es una bárbara crueldad desplazarse a África, donde cerca de 23 millones de personas están infectadas por el VIH sin posibilidades de tratamiento, no para exigir a las compañías farmacéuticas la producción de medicamentos asequibles para la población, sino para declarar la ineficacia del condón en la prevención de la enfermedad.
Toda la comunidad científica esta horrorizada por el daño causado. Acto seguido, desde el Vaticano se alienta a los obispos a impulsar manifestaciones ciudadanas afavor de la vida y en contra delaborto.
Es imposible esta dualidaden un mismo cerebro: defenderla vida del no nacido y condenar a muerte a miles de personas, abandonadas al dolor y al sufrimiento; excomulgar a niñas violadas
que abortan y no perseguir hasta el último rincón de la tierra a los pederastas; utilizar donativos en lazos blancos para las cofradías y costosas campañas mediáticas y no trabajar hasta la extenuación para erradicar las desigualdades sociales y la pobreza del
mundo.
Defender las ideas con engaños no es buen proceder, tampoco para un cristiano. Alguien se ha vuelto loco en el Vaticano.
Purificación Sáez, GPS
(Tomado del boletín del Grupo Parlamentario Socialista en Cantabria)
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