viernes, 13 de agosto de 2010

Las aventuras de dos caballeros andantes por Indochina. Cronica III

Mi hermano Jesús Peña de Torrelavega (Cantabria) en su 4ª incursión por el Sudeste Asiático-Indochina, a la izda y Antonio Pitalua, del sur, Jerez (Cadiz), sin duda uno de los mejores conocedores de esta región a la que visita por 8ª vez, de ahí que por allí crean que es vietnamita, pues cada vez tiene mas cara de ello.. Y no se trataan de viajes de 8 o 15 dias, llevan recorriendo estas tierras de las que dicen sentirse fascinados, principalmente de sus gentes, desde el pasado junio su rfegreso será a finales de agosto o principio de setiembre.
CRONICA III: LA SELVA ESMERALDA A LOMOS DE UN ELEFANTE Y ANGKOR, SIEMPRE ANGKOR
Querid@s tod@s (Mucho más los que contestáis, joe): Tal y como os narraba al final de la ultima crónica, llegamos a Siem Reap sanos y salvos bajo una lluvia torrencial, unos rayos impresionantes y la hélice del barco embarrancándose cada dos por tres. Hace tres anyos estuvimos aquí visitando parte de los casi 400 kms cuadrados que tiene el complejo de templos impresionantes en medio de la jungla y que esta declarado Patrimonio Universal de la Humanidad por la UNESCO. Este anyo hemos repetido los que más nos impresionaron. Es imposible describir con detalles los templos. Al igual que en el Vaticano o en Nueva York el sentido de la proporción y de las dimensiones se te trastocan. Unos son templos en medio de estanques y rodeados por otros mas pequeños, otros son piramidales, otros redondos en la primera planta, cuadrados en la segunda y cruciformes en la tercera, otros tienen unas torres de impresión... Los bloques de piedra, gigantescos, están dispuestos unos encima de otros encajados como las piezas de un rompecabezas para después ser tallados con mil historias de dioses, de nagas (Serpientes mitológicas), escenas de la vida cotidiana, apsaras (Bailarinas sagradas)...Y así hasta cuatrocientos kilómetros cuadrados. Tan sólo me voy a detener un poquillo en los que repetimos: El Bayon con sus cincuenta y cuatro torres enormes. En cada una de sus cuatro caras esta tallada una impresionante cara de Buda con unos ojos misteriosos y una sonrisa inquietante y enigmática. En total son unas 200 caras. Todo es descomunal. También la distancia que hay entre unos templos y otros. El Ta Phrom, una maravilla engullida por la selva. Los árboles gigantescos han crecido entre sus muros y tejados y sus raíces parecen serpientes gigantescas, pitones o anacondas, estrangulando y devorando a sus víctimas. Por último, el Angkor Wat, majestuoso y armonioso, representación del universo, con sus escaleras tan empinadas (¡Unos 20 metros de altura. La bajada es para morirse!) que no nos atrevimos a subir (Ya habíamos hecho otras menos altas en otros templos similares llamados De montaña y nos “acojonamos” lo nuestro) Parece que sus galerías de bajorrelieves fueron esculpidas ayer de lo bien conservadas que están. Además de estos completamos nuestra visita con el Ben Mealea, situado a unos 60 kms de la ciudad y aunque nos apasiono menos que los anteriores, está situado en un claro en medio de la selva y eso hace lo interesante de este templo, con el Banteay Srei o Templo de las mujeres, llamado así porque es tan recoleto y los relieves están tan finamente esculpidos sobre una piedra rosácea única y diferente a la de los demás que parece que lo hicieron mujeres por la delicadeza del resultado final y por último con el kbal Spean, o Río de las 1000 lingas. Se trata del lecho de un río, cuyas piedras están totalmente esculpidas con relieves de animales y de dioses hindúes, Shiva, Brahma y Vishnu y de multitud de lingas. Las lingas son unos falos de piedra que tenían el poder de purificar y de convertir en sagradas las aguas. Todos los relieves datan del s. X y desgraciadamente sólo quedan la base de las lingas porque el lugar ha sido saqueado en muchas ocasiones. También están esculpidas las banyeras del rey y de la reina. Me recordó mucho al río Padrón alto de Estepona que lleva hasta la Charca de las Extranjeras, pero totalmente esculpido. Alucinante! Un poco más abajo el río forma un salto de agua bajo el que me banyé, también lo hice en la banyera del rey. Menudo Spa natural en medio del bosque! Como en las películas! En cuanto pueda os adjuntaré algunas fotos para que veais el gustazo que pasé. Eso sí, no la acerquéis, porque si no os percataréis de que sólo tengo un abdominal “monízimo”, pero uno sólo y un dineral que me ha “costao”. De hecho, como era un poco tarde y la maravillosa subida al río con miles de mariposas y de libélulas de todos los tamanyos y colores alrededor es de un km. y medio, no había apenas gente y llegó una familia camboyana, cuyo cabeza de, era agente publicitario, que cuando me vió en ese entorno y con ese body serrano, que Buda me ha dado, me hizo una propuesta de contrato para anunciar unos calzoncillos del Emporio Armani local. Así que se “joan” el David Beckan y el Cristiano Ronaldo. Entre eso y que las mujeres dicen que soy muy guapo, que si parezco vietnamita...tengo la autoestima por las nubes. Así que como no me echéis más piropos cuando vuelva, me mudo definitivamente al Sudeste Asiático. Después de 4 días en Siem Reap dándole gusto a todos los “sentíos”, hicimos un intento, fallido, de irnos al norte del país. Todo es tan precario todavía que en muchos casos no hay carreteras, sino pistas forestales, preciosas, pero embarradas y llenas de baches en la época de lluvias. Por lo tanto tuvimos que dirigirnos más al sur, hacia Kompong Thom y Kompong Cham. El trayecto a Kompong Thom fue un poco “accidentado”, ya que el Malolo conductol, que iba un poco lanzado, cogió un bache y se le hizo un boquetillo al deposito de la gasolina. Dos horas tirados en la carretera a 16 kms de nuestro destino en un resort de chozas y con la cerveza medio calentoncilla. Menos mal que en el autobús iban unos 30 ó 40 técnicos e ingenieros aeronáuticos que ayudaron al chófer a solventar la avería. Como en Siem Reap con la mayor acumulación de artistas por metro cuadrado de mi vida... Nosotros nos dedicamos a tumbarnos a la bartola en unas hamacas tomándonos unas cervecitas y a hacer un reportaje fotográfico. Atravesando unos arrozales preciosos fuimos en tuc-tuc a visitar el Sambor Prei Kuk, tres recintos de templos, muchos destruidos, situados en medio de la selva duramente castigada durante la guerra del Vietnam. De hecho encontramos muchos cráteres de las bombas, trozos de metralla y alguna que otra bala de hace casi 40 anyos. Pero nosotros siempre seguimos las recomendaciones de los locales y sólo pasamos por sitios que ya han sido limpiados de minas. Se calcula que sobre toda la antigua Indochina (Vietnam, Laos y Camboya) se lanzaron unos 3 millones de toneladas de bombas, además de otros productos como Napal, desfoliantes, etc. Es muy habitual ver la imagen desgarradora de personas, a veces muy jóvenes, mutiladas por las explosiones de esos artefactos, de los que aún queda una gran cantidad. Y Espanya es uno de los primeros productores y vendedores de ellos, por si no lo sabiais. En los tres recintos hay templos de planta cuadrada dedicados a Brahma, octogonales a Shiva y rectangulares a Vishnu. El lugar, el guía y la nube de ninyos que nos acompanyaron eran adorables. La siguiente etapa de nuestro viaje fue Kompong Cham, donde cogimos una habitación preciosa con una terraza con vistas al Mekong. Lo teníamos delante de nosotros. El reencuentro con el monstruo fue apacible y sereno como él. Ya lo echaba de menos. Hacía dos anyos que lo dejamos en Laos, en la Región de las 4000 islas, en su delta al sur de Vietnam donde se ramifica en siete brazos y lo llaman el Río de los 7 dragones (o 9?) y en su desembocadura en el Mar de la China Meridional. Por los alrededores de esta apacible ciudad fuimos a descubrir las enormes plantaciones de heveas, los árboles de cuya savia se extrae el látex y se hace el caucho. Michelin es propietaria de muchas de ellas. Habéis visto la extraordinaria película Indochina con Catherine Deneuve que está que se sale? Pues os haréis una idea de las plantaciones, de la manufactura del látex y de los paisajes de esta región del mundo, aunque la peli está ambientada sobre todo en Vietnam. Después subimos a la Montanya de la Mujeres y a la de los Hombres, con unas vistas preciosas y llenas de unos monos graciosos, pero asquerosos. Atacaron a una pobre muchacha inglesa que no había hecho nada y a la que asistí ofreciéndole un gel desinfectante marca Mercadona....Buenísimo! Salí por patas de allí y nos fuimos a un poblado de una minoría étnica donde le compramos un krama a una senyora estupenda. Los krama son unos panyuelos grandes de cuadros, tejidos a mano en telares rudimentarios, que los jemeres usan para casi todo: para cubrirse del sol, para secarse el sudor, como toalla, para banyarse, para taparse cuando tienen que hacer sus necesidades en lugares visibles...En uno de nuestros desplazamientos en “fragonetas” locales una abuelilla con incontinencia nos mostró el buen uso de la prenda multiusos. Yo con el krama puesto y “mizohillo”que parecen dos “punyalás” en un cartón cuando me río consigo medio parecer un lugarenyo, a pesar de mi constitución y de mi corpulencia, pero el maestro, enjuto y espigado como es él, con sus mostachos ya frondosos después de 25 días de viaje, se me representa al Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha en versión jemer-camboyana. Dentro de la crónica social, tuvimos la suerte de toparnos en esta ciudad con las fiestas de la Patrona, para la que habían instalado tres atracciones que me recordaron a cuando yo iba de chiquitito a la feria de Gaucín y nos montábamos en una noria de 4 cunitas movida a mano por dos muchachos fortachones. Lo que mayor espectación causó fue la clase de aerobic en el paseo fluvial dirigida por un chaval al ritmo del Aserejé nuestro y seguida por todo el pueblo y por gente venida en camiones de las aldeas de los alrededores. Es muy emotivo ver lo poco que les basta para disfrutar. Como cuando éramos pequenyos y casi no teníamos ná de ná? Superada con éxito esta etapa del viaje y hartos del sofocante calor (Ahú qué caló más mala taciendo este anyo!) trasladamos nuestro campo de operaciones al este del país, a Sen Monorom, un pequenyo pueblo situado en una montanya de altura media desde donde se ve el “Océano deÁrboles” o “La Selva Esmeralda”. Afortunadamente estrenamos una carretera flamante que inauguraron en abril, si no hubiese sido muy difícil llegar hasta allí en esta época de lluvias, este anyo mucho más escasa que los otros. El clima es totalmente diferente en la provincia de Moldulkiri, hace mucho más fresquito e incluso por la noche te tienes que tapar. Tuvimos la fortuna de caer en un hotelito precioso con unos techos estilo Imperio, regentado por Madame Deu, un torbellino de colores, la Lola Flores local, habladora, adorable y generosa como ella sola. Como le caimos en gracia y nos encontraba guapísimos nos obsequió con un lavado de ropa gratis (Como un jaspe nos la dejó!) y una cafeterita del estilo vietnamita, para que siempre que la utilizáramos nos acordáramos de ella. Menos mal que fue así, porque era como los Gremlims, si los mojas o les das de comer después de las 12 de la noche.......Qué peligro! Además de disfrutar del entorno natural y del clima, lo más bonito que hicimos fue un “tlekking” apasionante por la jungla montados a lomos de un elefante precioso, Pom, subiendo y bajando montanyas, atravesando ríos... De verdad y aunque me repita de otros anyos, es como volver a vivir en un día todas las películas de mi infancia: Tarzán, Daktari, Las Minas del Rey Salomón, La Reina de África... Partimos de la aldea de la minoría étnica Pnomg en Putang y durante más de dos horas de ida llegamos a una zona del río con rápidos, una pequenya y ancha cascada y con unas pozas no muy profundas donde comimos y me di otra sesión de Spa que me dejó nuevo. La fuerte corriente dándote en la espalda y en todo el cuerpo...Ufffff! A falta de masajes Thai... Lo mejor de esta aventura fue el banyo con los seis elefantes dentro del río. Cuando mejor estaba subido en uno de ellos y banyándolo con Roger, un catalán encantador, la mole (Son gigantescos!), que estaba tumbada en una poza, se levantó y se puso a caminar por el agua hasta la colina desde donde teníamos que volver.
La situación no se me olvidará en mi vida: yo aterrorizado porque íbamos a pelo subiendo un peazo de monte, agarrado a la cintura de Roger –mi Tarzán- que me daba ánimos y al lomo del paquidermo con las piernas y el bicho sin hacerle ni puto caso a nadie, pero tranquilo, menos mal. A pesar de lo incómodos que son los palanquines que llevan para transportar a las personas, porque son tamanyo camboyano y apenas si cabemos, los eché de menos en esta situación. Después de las agujetas del día siguiente por el esfuerzo y por las 4 horas montados a la grupa del mamut, cada día tenemos más claro que el anyo que viene nos apuntamos a una pulserita del “todo incluido”en Punta Cana o en Cancún.
Después de un intenso día de emociones fuimos a cenar al Bananas , un local perdido entre la maleza poblado de plataneros, regentado por Tania, una romaní alemana-holandesa-francesa, que lleva 13 anyos viviendo en Camboya, que cocina como los ángeles y que nos contó mil historias de serpientes, cobras pitones y otras venenosas. Además nos proporcionó direcciones muy interesantes para las próximas etapas de nuestra aventura. Eso sí, al volver al pueblo íbamos “cagados”de miedo, haciendo ruidos y ahuyentando con la linterna a todas las bichas del mundo y a los malos espíritus. Al día siguiente nos marchamos en barco a ver los Irrawady del Mekong, por tercera vez, esos extranyos y mágicos delfines de agua dulce y al día siguiente a otra selva al noreste del país, a Ban Lung, a banyarnos en otro Spa natural, unas cataratas y un lago cristalino formado en el cráter de un volcán desde donde os envío este relato, pero esto ya forma parte de la cuarta crónica. Un beso muy fuerte para todos! A. Pitalúa y Jesus Peña PS.: Sigo esperando el envío de Seur, joé...!

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