Por el Camino Cureñas, el de la Jaya Cruzá, por los Molinucos, después del Puente de Tramburríos. Por el Portillo de Uznayo, en Polaciones, o por la Fuente del Chivo de los campurrianos. También por Rumaceo, desde Horma o Palombera, para cruzar, por las peñas arriba, el campo de verrugas que asusta a los hidalgos. Por la Braña Reburdiajos, con la Cotera en Saja, perdida entre zarzales. O por la Rasa arriba, como Chuchín, con la talega a cuestas, hartándose de ráspanos y soles. Quizá por el camino de las garmas, junto a los castros del Canto.
Todos los caminos conducen a Sejos. Y cualquiera es bueno para volver.
EMILIO DE MIER
(“Sejos del confinamiento”)
(clicando en el titular, podras conocer, si es que no lo conoces, algun dato biografico de Emilio de Mier)
Hace 15 años ya que un grupo de amigos y compañeros de trabajo y de compromiso político y social de nuestro recordado Emilio de Mier decidimos emprender esta iniciativa para evocar el recuerdo de quien para muchos también fue el traductor de este complejo mundo de bosques y brañas, garmas y peñas, ganados y lobos, vaqueros y sarrujanes. Con esta XV edición, un año más vamos a celebrar la ya tradicional marcha anual hasta las cumbres de los puertos de Sejos, y por este motivo queremos recordar desde estas líneas la fecha y detalles de la misma, con el fin de que invitéis a todas aquellas personas que quieran sumarse en esta jornada para compartir la travesía que vamos a acometer, como siempre, el último sábado de julio: en este caso el próximo día 26. Siguiendo nuestra costumbre de variar los itinerarios para descubrir un año más que "todos los caminos conducen a los Puertos de Sejos y cualquiera es bueno para volver", llegaremos hasta los puertos ascendiendo desde las inmediaciones de la antigua Venta de Tajahierro (la última de las edificaciones que se encuentran en la carretera de ascenso al puerto de Palombera, desde Saja) para acercarnos, a través de las pandas de Bustandrán, el alto de Reburdiajos, la vega de Los Culeros, el collado de Llano Castrillo y la vaguada de la Robleda, hasta la Cabaña de Los Cantos, donde una placa en recuerdo de Emilio recibe a caminantes y pastores. Tras la comida y el descanso en el lugar, si acaso tras alguna fugaz “escarpinada” por los collados cercanos para ver los prehistóricos menhires, el regreso se hará a través del espectacular bosque de Saja, siguiendo el camino de Cureñas hasta acabar en las inmediacio
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